Los desajustes en las
vértebras cervicales afectan al flujo normal del sistema nervioso y el riego
sanguíneo
Dolor de cuello: fuente de mareos y
vértigos
Los mareos son uno de los síntomas más habituales
entre la población y se vuelven más frecuentes con la edad. Según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), el mareo se presenta en más de la mitad
de la población mayor de 65 años y constituye la tercera causa más común de
consulta en pacientes ambulatorios (la primera causa en el caso de los mayores
de 75 años), tras del dolor torácico y la fatiga. En muchos casos no es
simplemente un malestar pasajero, pues la mayor parte de estos pacientes (80%)
requieren finalmente tratamiento sanitario para atajar sus síntomas. En las
consultas de quiropráctica, los mareos representan también uno de los motivos
de consulta más habituales.
El mareo es en realidad un concepto amplio, con
sensaciones de desmayo, debilidad, pérdida de equilibrio, malestar o
desorientación que pueden asociarse a múltiples causas (cardiovasculares,
digestivas, psicológicas, golpes de calor, etc.). No obstante, se estima que la
mitad de los pacientes que acuden a las consultas por mareos presentan en
realidad síntomas de vértigo. Estos síntomas en muchos casos responden a
trastornos neurológicos derivados de problemas mecánicos del cuello. Son los
llamados vértigos o mareos cervicogénicos.
Para Carlos Gevers, presidente de la Asociación
Española de Quiropráctica, “muchas de las personas que comienzan a sufrir
vértigos no son conscientes de que el origen puede estar en un trastorno
cervical y lo achacan a mareos pasajeros sin importancia. No lo asocian a
problemas de columna ni acuden al especialista y el problema sigue ahí”. Sin
embargo, cada vez son más los médicos de atención primaria o los especialistas
que reconocen este posible origen en numerosos pacientes y les aconsejan ser
atendidos por un quiropráctico.
Qué son los vértigos
El vértigo se manifiesta como una molesta
sensación de giro o movimiento de la propia persona o de los objetos que le
rodean, llegando a producir con frecuencia alteraciones en la visión, náuseas y
vómitos. La duración del episodio puede variar desde unos pocos segundos a
horas e incluso días en los casos más graves.
La patología del vértigo se localiza comúnmente
en el oído interno o vestíbulo. En el vestíbulo existe un grupo de células muy
sensibles a los cambios de posición y composición del líquido que ocupa sus
conductos y membranas otolíticas (que contienen piedrecitas que se desplazan
con los movimientos de la cabeza). Esta disfunción vestibular puede tener su
raíz en la propia anatomía del paciente, sobre todo en ancianos, debido al
envejecimiento de su aparato vestibular. También se asocia a infecciones,
traumatismos o latigazos cervicales, y en muchos casos a trastornos del sistema
nervioso. “El cuello es una zona muy delicada del cuerpo donde convergen vasos
sanguíneos, nervios cervicales entrantes, nervios craneales entrantes y la
porción superior de la medula espinal. Hoy sabemos que la posición de las vértebras
cervicales superiores es empleada por el sistema vestibular como referencia
clave para mantener y percibir el equilibrio. Un desajuste o subluxación en las
vértebras cervicales superiores puede producir mareos por falta de flujo
sanguíneo y alteraciones en las vías de conexión al sistema nervioso central,
afectando al sistema vestibular y produciendo síntomas de vértigo”, explica
Carlos Gevers.
El vértigo no es un problema grave de salud, pero
sí muy molesto que suele generar angustia y ansiedad. “Antes de comenzar a
abordar al paciente es fundamental reducir sus niveles de estrés y calmarlo, ya
que el nerviosismo facilita más mareos y multiplica el problema”, señala Carlos
Gevers.
El ajuste cervical
La mayoría de los casos de vértigo se resuelven
con facilidad, indica Gevers. “Lo primero es acudir a un profesional para
definir la causa exacta. Cuando llegan pacientes con síntomas de vértigo o
mareos realizamos un examen completo y en caso de localizar la causa en un
trastorno cervicogénico sobre el que podemos actuar, decidimos los tipos de
ajustes que necesita para alinear sus vértebras y permitir un mejor flujo
sanguíneo y estímulo nervioso”.
“Cuando el origen del vértigo es ajeno a nuestra
competencia (infeccioso, traumático, efectos secundarios de medicamentos, etc.)
lo derivamos siempre al especialista correspondiente”, aclara Carlos Gevers.
“Necesitamos unas vértebras bien ajustadas para un movimiento cervico-cefálico
óptimo, no sólo para que se puedan resolver este tipo de trastornos sino
también para prevenir muchos otros. En caso de vértigos cervicogénicos es
importante que la gente acuda con mayor frecuencia a especialistas de la
columna vertebral, añade Carlos Gevers, ya que numerosos estudios avalan la
efectividad e inocuidad de estas técnicas a la hora de abordar este tipo de
dolencias relacionadas con la columna cervical"
Consejos tras un episodio de vértigo
En caso de padecer un nuevo episodio de vértigo,
“lo mejor es recostarse o sentarse un rato con las cabeza entre las piernas. Y
sobre todo tratar de relajarse y evitar ponerse nervioso o entrar en pánico. El
quiropráctico además de realizar los ajustes necesarios, aconseja paralelamente
al paciente sobre nutrición, higiene postural, ejercicios personalizados y
descanso recomendado. Durante días el paciente debe llevar una vida tranquila y
descansar lo mejor posible (reposo absoluto en casos agudos), buena
alimentación, evitar el consumo de tabaco y alcohol y mantener una higiene
postural sana que evite nuevos problemas de cuello y columna”, concluye Carlos
Gevers.